El Coaching Ejecutivo es una excelente herramienta al servicio de la organización (tanto de forma individual como en equipos) o del profesional directamente, que tiene como fin encontrar soluciones útiles y eficaces a necesidades concretas en materias tan variadas como el desarrollo del liderazgo, compromiso, gestión del cambio, cultura organizacional, resolución de conflictos, efectividad y motivación de los equipos de trabajo o de los individuos y un largo etcétera.

Obviamente, un proceso de Coaching Ejecutivo es una inversión tanto en tiempo como en recursos económicos, y ocurre a menudo, que se plantea la duda de si además será un trabajo añadido al volumen, ya de por sí elevado, existente.

Abordar un proceso de Coaching, bien individual, bien en equipo, requiere de esfuerzo y compromiso, no con el coach, si no con el proceso en sí y con uno mismo (y si es caso, con la empresa). En las sesiones con el Coach, se abre un espacio para la reflexión así como herramientas para la búsqueda y diseño de soluciones. Y si estas sesiones de trabajo son importantes, la parte que hace que un proceso de Coaching sea un éxito se desarrolla en el tiempo entre sesiones. En este periodo se han de acometer las acciones planteadas en la sesión de trabajo así como las acciones correctivas si fueran necesarias. De esta forma, se irá avanzando a lo largo de las sesiones hacia el objetivo, y entre ellas, se implementarán los cambios, acciones, nuevos modos de funcionar, estrategias que harán posible el éxito y que en cada sesión se revisarán para hacer los ajustes necesarios y plantear los siguientes pasos.

Es importante no perder el foco, la metodología del Coaching busca la consecución de objetivos por medio de la acción, promueve cambios (a ser posible duraderos) en los individuos así como en los comportamientos y procedimientos. Y esto sólo funciona, además de con el debido acompañamiento de un coach, con el esfuerzo  y compromiso de los que participan.

Por poner una analogía, es como si de repente nos instalan un nuevo software de trabajo más avanzado que el que tenemos actualmente. El nuevo tiene más funciones que el que tenemos ahora, algunas de ellas nos facilitarían el trabajo de manera significativa, también es más rápido y tiene más capacidad de guardar información, además su interfaz es más agradable e intuitiva. Pero claro, hay que aprender a usarlo. Nos ponen un par de cursos de formación durante dos mañanas en las que nos da la sensación de que todo lo importante se acumula y durante unas semanas ambos programas coexisten, usamos el antiguo pero tenemos que ir aprendiendo a usar el nuevo (y todos enfadados!!)… Al principio supone mucho esfuerzo, incluso podemos sentir que perdemos el tiempo, que todo se ralentiza y que no terminamos de sentirnos cómodos con el nuevo….llevamos tanto tiempo con el otro!! Estamos hechos a él!. Pero si aprendemos a usar bien el nuevo, y a usar bien las funciones que el otro no tenía o donde el antiguo tenia ineficiencias, ese tiempo dedicado al nuevo programa nos proporcionará mejoras visibles (en eficiencia, en más y mejor información, en rapidez, etc).

Así que sí, puede que un proceso de Coaching Ejecutivo sea un trabajo adicional durante un tiempo, que requiera tiempo, esfuerzo, atención…pero si se consigue el objetivo planteado durante el proceso y además los cambios que se incorporan se integran y permanecen, el trabajo "extra" redundará en beneficios en forma de eficiencia, bienestar, calidad, uso eficiente de recursos y talentos entre otros…La respuesta es SI, MERECE LA PENA.